La creatividad se refiere a la habilidad y el poder de desarrollar nuevas
ideas; la innovación, en cambio, significa el uso de estas ideas.
En una organización esto puede significar un nuevo producto, un nuevo
servicio o una nueva forma de hacer las cosas. Aunque este análisis se
concentra en el proceso creativo, supone que las organizaciones no sólo generan
nuevas ideas, sino que las traducen en aplicaciones prácticas.
El proceso creativo pocas veces es simple y lineal, más bien consiste en
cuatro fases que se traslapan e interactúan:
1. Escaneo inconsciente: Casi siempre requiere la absorción en el
problema, que puede no estar claro en la mente.
2. Intuición: Puede suponer una combinación de factores que pueden
parecer contradictorios al principio. La intuición requiere tanto tiempo para
funcionar como que las personas encuentren nuevas combinaciones e integren
diversos conceptos e ideas.
3. Percepción. Es en mayor grado el resultado de un arduo trabajo y se
puede presentar cuando el pensamiento no está directamente enfocado en el
problema que nos ocupa.
4. Formulación lógica. La percepción necesita probarse mediante la
lógica o el experimento. Esto puede lograrse al continuar con el trabajo sobre
una idea o al escuchar los comentarios de otros.
Algo más...
Referencia: Koontz, H.;
Weihrich, H. y Cannice, M. (2012). Administración. Una perspectiva global y empresarial. (14.a ed.). México: Mc Graw Hill/Interamericana Editores S.A.
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